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Entusiasta, apasionado y trabajólico, esas son algunas cualidades del Dr. Eugenio Spencer, reconocido Virólogo nacional que lidera el Centro de Biotecnología Acuícola de la Universidad de Santiago de Chile.

El trabajo científico del Dr. Spencer se ha movido por varios escenarios, eso se  debe –en parte– a su constante interés por aprender y comprender de mejor forma nuevos conocimientos que se asocien con el origen de la vida en nuestro planeta.

Por medio de estas preguntas, el académico de la USACH llegó a estudiar un agente algo desconocido para los científicos nacionales de antaño, los virus. Complejos entes microscópicos, que guardan en su existencia múltiples interrogantes aun no resueltas, muchas de ellas posiblemente se podrían vincular con los inicios de los organismos biológicos.  

De estas y otras temáticas conversamos con el Dr. Eugenio Spencer, ex presidente de nuestra Sociedad y actual Director del Centro de Biotecnología Acuícola de la Universidad de Santiago.

El Dr. Spencer es Doctor de la Universidad de Yeshiva, USA. (1979) y Bioquímico de la Universidad de Chile (1972). Su área de especialización es la biología molecular de virus animales.  

 

A continuación la entrevista que la Sociedad de Biología de Chile hizo al Dr. Eugenio Spencer.

¿Cómo nace su interés por la ciencia?

Por un profesor de biología que tuve en el colegio de los padres franceses ubicado en Alameda. Él concurría mucho a los laboratorios de Medicina Norte de la Universidad de Chile, y siempre acercó los conocimientos de la ciencia experimental a sus alumnos. Sus enseñanzas fueron trascendentales para mí como pupilo.

En esa época recién se comenzaba a hablar de biología molecular, por lo que la expectación de los científicos de la época en el área era altísima. Fue en ese periodo donde se despertó mi curiosidad y quise involucrarme en este viaje científico que me apasiona día tras día.

Tanto mi profesor de biología del colegio como miembros de mi familia, cultivaron en mí la idea de que era mucho más importante levantarse en las mañanas para hacer un trabajo que me gustara antes que solo trabajar por percibir mi sueldo a fin de mes. En ese contexto, tuve la posibilidad de poder hacer lo que me apasionaba y rodearme de las personas adecuadas en el momento oportuno. Fui muy afortunado y agradezco las posibilidades a las que pude acceder.

¿Cuáles fueron sus primeras incursiones en la investigación del RNA?

Fueron en Estados Unidos mientras cursaba mi doctorado. En el laboratorio al cual llegué se estudiaba la RNA polimerasa en profundidad. Además de ello, era un momento científicamente álgido, por lo que el trabajo vinculado al área era muy exigente y desafiante, principalmente porque por allí pasaban todas las noticias de la biología molecular que ocurrían en el mundo.

En ese escenario, mi tutor no solo me formó en la manera en que yo realizaba los experimentos, sino que también me inculcó que el diseño de los experimentos tenían que coincidir con lo que yo pensaba, y esa forma de pensar no tiene límites, ya que, si a ti te entusiasma lo que se descubre, serás feliz con los resultados, cualquiera estos sean.

Si bien este es un pensamiento filosófico que muchas veces se contrasta con la ciencia, a mí me ha servido mucho a lo largo de toda mi carrera.

¿Qué motivaciones despertó esta investigación en su formación como científico?

Primeramente, quisiera dejar en claro que la ciencia no puede responder todas las preguntas, pero muchos de los misterios que se responden con la ciencia pasan a ser parte de la verdad universal. Albert Einstein decía que no sabía cómo fue la creación, pero que alguien tuvo que decir “Hágase”, y en ese contexto, durante mi trabajo en ese laboratorio alimenté mi expectativa de entender el cómo de las cosas. Base de todo científico.

En ese sentido, lo que más me entusiasma es entender cómo las moléculas logran la capacidad de comunicarse y reproducirse, eso me llena la vida. Leer sobre ciencia, leer un paper, no es una obligación para mí, es un gusto, que refresca mi motivación interna de tratar de entender el funcionamiento de la vida.

¿Muchas de esas respuestas se vinculan con su pasión por el estudio del RNA?

Por supuesto. Hoy en día, por ejemplo, se sabe que el RNA no solo es una molécula informacional, sino que también una enzima, y bajo ese contexto, cada día hay más información asociada a esta misteriosa molécula, la cual a través de la evidencia nos dice que tiene más potencial de ser un eje fundador que el mismo DNA. Muchas de las incógnitas vinculadas al origen de la vida –pareciera–  tienen más relación con esta molécula.

¿Cómo surge su interés por la virología?

En todas las células de todos los seres vivos existen los virus. Este agente, muchas veces puede llegar a ser un mecanismo de trasmisión, capaz de llevar información genética de una célula a otra. Eso se comprueba sabiendo que un 30% de nuestro genoma corresponde a secuencias similares a los retrovirus, es por ello que se hace tan importante entender qué hacen los virus y cómo funcionan.

También es importante comprender que existen virus malos, pero hay otros que están insertos en el genoma cumpliendo funciones específicas. Eso es emocionante y me motiva hasta el día de hoy. Sin duda responde el por qué me dediqué a esta área.

En ese contexto hay RNA´s que son funcionales y que regulan la expresión de ciertos genes y que también están involucrados en procesos de transcripción. Cada virus es un mundo, y si no hubiesen sido algo que contribuyese a los organismos,  la evolución los habría eliminado por selección.

La relevancia de los virus en los sistemas biológicos

Dentro de lo que se considera como vida podemos desprender tres grandes divisiones, están los organismos eucariontes, los procariontes, y fuera de esos dos,  están los virus.

La singularidad de este último grupo es que afecta a los otros dos, entonces podemos determinar que todos los organismos vivos tienen el factor de este agente. Crispr/Cas9, por ejemplo, es un sistema de la célula para impedir que un virus se replique, entonces cabe preguntarse cómo la célula sabe eso de manera predeterminada.

Bajo ese escenario, nosotros como especie humana conocemos los virus antes de tuviésemos conciencia de ello, ya que no tiene sentido que estemos en contacto con un agente que solo se encargue de destruir nuestras células, hay más que solo efectos adversos implicados. Si miramos de otra forma el rol de los plasmidios, que pasan de una bacteria a otra trasmitiendo información genética, descubriremos que se comportan como una especie de virus pero sin la cubierta proteica que les permite infectar.

En el fondo, lo importante de estos cuestionamientos es saber y comprender que existe un mundo raro, un mundo poco explorado, pero contiene una alta incidencia en nuestra composición como seres vivos.

Como acápite quiero agregar que los virus tienen dos problemas, el primero es que no tienen forma de hacer proteínas, y el segundo es que tampoco son capaces de generar energía. En ese sentido existen dos formas de entender la virología, una es preguntándose cómo los virus afectan a las especies, y la otra es estudiando el fenómeno del virus en sí.

Fuente: 4ID/CONGRESS, Todos los derechos reservados. ®
Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®

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