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Los diferentes territorios de nuestro país esconden grandes misterios científicos. Lagunas, desiertos y glaciares, son algunos de los ambientes que podrían estar resguardando la vida de plantas, animales y microorganismos capaces de por ejemplo, frenar la aparición de enfermedades como el cáncer.

En ese sentido, la ciencia juega un rol fundamental, ya que nos permite descubrir las propiedades de ciertos organismos que se desarrollan en ambientes muy hostiles y que han desarrollado características que les permiten sobrevivir en ellos. La investigación científica es esencial para lo que será el Chile del futuro, ya que se podría cambiar aspectos que van desde la salud pública, hasta la materia productiva.

Un ejemplo de esta búsqueda por nuevas propiedades de organismos vivos es la que ha llevado a cabo la doctora Angélica Casanova-Katny, investigadora de la Universidad Católica de Temuco, y quien, por medio de sus estudios en cambio climático, llegó a la investigación en ecofisiología de algas y hongos, donde se interesó en un organismo que nace entre la simbiosis de ambos: el Liquen.

“Junto al Dr. Gerardo González Rocha, de la Universidad de Concepción, iniciamos las primeras prospecciones sobre qué moléculas de los líquenes podrían tener actividad biológica, manejando antecedentes previos donde se evidenciaba que éstos, en general, producen más de 700 moléculas, muchas de ellas bioactivas. Esto quiere decir que son poseedores de una alta tasa de moléculas con propiedades antioxidantes o protectoras contra la radiación ultravioleta que podrían ser anticancerígenas. Los líquenes también sintetizan moléculas que inhiben el crecimiento de las bacterias.

Bajo este escenario, y enfocando sus esfuerzos en entender las moléculas que inhiben el desarrollo de las bacterias, la Dra. Casanova, se interesó en los líquenes de la Antártica. Territorio donde dominan la biota terrestre con más de 300 especies en cuestión. “Elegimos esta zona  porque pensamos que los líquenes antárticos debiesen tener capacidades extremas, las que están relacionadas con la producción de interesantes metabolitos secundarios, que les facilitan la adaptación en este lugar, y que además, se sintetizan no sólo contra factores abióticos, sino también, para defenderse de competidores en un ecosistema polar limitado en recursos. Entre ellos encontramos el ácido úsnico”, explica la Dra. Casanova.

El ácido úsnico es una molécula muy potente que posee varias actividades antioxidantes. Lo interesante de su aplicabilidad en la investigación que desarrolla la Dra. Casanova, es que se está probando su acción en bacterias multirresistentes de hospitales chilenos, como el Staphylococcus aureus. “Lo probamos con esta cepa y se genera una disminución en el desarrollo de esta bacteria. Esto es muy importante, ya que hoy en día existen muchas bacterias que se han hecho resistentes a los antibióticos, sobre todo, aquellas que habitan espacios intrahospitalarios, por lo que atacan a personas inmunodeprimidas, a las cuales se les dificulta más aún el tratamiento, lo que genera que el costo de enfermedad sea muy elevado. Por otro lado, encontramos por primera vez en una especie antártica, una molécula llamada Atranol, que se obtuvo en un líquen endémico, el “Himantormia lugubris”.

En ese sentido, buscar nuevas moléculas bioactivas, que ayuden a contraatacar otros microorganismos, o que tengan potencial uso como anticancerígeno o como protector solar, por citar algunos ejemplos, es tan relevante. Ya que nos hace darnos cuenta que se pueden encontrar en la naturaleza una infinidad de moléculas que sobrepasan la imaginación humana, y el hecho de conocerlas nos abre posibilidades para sintetizarlas de forma artificial”, explica.

Bajo esa lógica, la profesional agrega: “La idea es obtener y conocer esta variabilidad de moléculas, para usarlas como base para generar otras nuevas, dado que actualmente ya no usamos el paradigma de explotar el recurso natural, sino que, conocerlo y preservarlo. En la medida que conocemos que los líquenes nos aportan con moléculas activas, tenemos más razones para aportar a la conservación de los ecosistemas, pensando que en Chile se han descrito más de 1400 especies de líquenes, y que practicamente no hay investigación sobre ellos, salvo lo que han hecho los investigadores del grupo d ela Dra. Wanda Quilhot en Valparaíso. O sea, como científicos estamos al debe con los líquenes”.

Por otro lado, y en relación con el grave problema de las bacterias multiresistentes, la doctora Casanova-Katny comenta, “el problema grave en la sociedad actual es que se están utilizando los antibióticos desde hace décadas para resfriados virales. En ese sentido, considero que la perspectiva debe cambiar y eso parte por informar a la comunidad sobre el tema. Se debe producir un cambio cultural donde se enfatice la especificidad de los antibióticos. ya que si bien existen investigaciones como la nuestra, que apunta a contribuir en la generación de nuevos fármacos con nuevas moléculas, sabemos que esto es un proceso de largo aliento, por lo que de momento hay que tratar de frenar la resistencia con un uso responsable de los antibióticos”, finaliza.

Fuente: 4ID/CONGRESS, Todos los derechos reservados. ®
Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®

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