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Desde hace un buen rato ya que los científicos chilenos venimos metiendo ruido, pero parece que no es suficiente.

Durante Enero fuimos testigos del evento de comunicación científica más grande de nuestro país y, probablemente, de América Latina, el Congreso del Futuro. En su inauguración participaron diversas autoridades, incluyendo a la Presidenta Bachelet y el presidente electo Sebastián Piñera, además de políticos y destacados científicos chilenos e internacionales. Todos los discursos políticos que escuché fueron muy esperanzadores, ya que hablaban de la importancia del trabajo científico para nuestro desarrollo y lo relevante de la pronta creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología. De hecho el presidente electo Piñera anunció que aumentaría el gasto en el área. Sin embargo, creo no haber escuchado nada concreto acerca de la crisis que enfrenta actualmente el desarrollo científico en nuestro país.

¿Qué crisis?

Mientras escuchaba todo esto yo, ilusamente, me preguntaba: ¿Irán a decir algo sobre los becarios CONICYT nacionales que en variadas ocasiones se han encontrado con que no les depositaron sus sueldos a fin de mes por problemas administrativos? (sueldos que ya son bajos por lo demás) ¿Darán alguna propuesta de solución para buena parte de profesionales del área que trabaja sin contrato y, por ende, sin muchos derechos y que, por lo mismo, es impensado que un banco les de un crédito para comprarse una vivienda? Creí que sí o sí se iba a tocar el tema de los cientos de doctores que se forman en Chile y en el extranjero y que cada año ven menos posibilidades de dedicarse a la investigación simplemente porque quienes idearon el sistema no consideraron el “detallito” de que todos estos investigadores iban a necesitar un lugar para trabajar. O al menos mencionar algo acerca de la bajísima absorción de doctores por parte del mundo privado y el aparataje del Estado. Nada. Por cierto, el año pasado me senté y vi completito el debate presidencial sobre Ciencia y Tecnología con ilusiones parecidas y el escenario no fue muy distinto.

Viendo la propuesta de gabinete del nuevo gobierno, no puedo sino temer que la cabeza a cargo del nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología probablemente será alguien bastante alejado del mundo de las Ciencias (y por supuesto un hombre). Espero estar muy equivocada. Creo que una decisión así será como un balde de agua fría, un bombazo para la comunidad científica, que no haría más que aumentar nuestra creciente frustración y desilusión al ver cómo el tremendo potencial que tiene Chile se sigue hundiendo año a año, porque como país parecemos entender el progreso como lo que le genere dinero de forma inmediata y a algunos sectores.

Como mencionaba en un comienzo, desde hace un buen rato ya que los científicos venimos haciendo ruido. Algunos han hecho eco de nuestras demandas en forma personal, tal como Premios Nacionales que, por su enorme trayectoria y prestigio, tienen una voz con peso suficiente para ser escuchados, tales como Cecilia Hidalgo, José Maza y María Teresa Ruiz, solo por nombrar unos pocos. En los últimos años además han surgido diversas organizaciones de científicos jóvenes que buscan aunar fuerzas, por ejemplo Ciencia Con ContratoMás Ciencia Para Chile o la Asociación Nacional de Investigadores de Postgrado (ANIP). Y esto no se ha quedado ahí, los científicos chilenos en el extranjero están MUY, PERO MUY organizados, y, de hecho, están tan organizados que hasta hay una red que agrupa buena parte de las redes que se han armado en distintos países de todo el mundo, ReCh. Vivi 6 años afuera formándome como científica y debo decir que con orgullo estuve mirando cómo la comunidad científica chilena se organizaba en diversos frentes. Muy pocos países han logrado tal grado de organización y trabajo en forma local y en el extranjero.

Sin embargo, tanta organización, tanta carta al director, entrevistas en los medios y varias protestas parece que ha sido en vano, o al menos no han tenido la fuerza suficiente para hacer eco en quienes, al final del día, toman las decisiones. ¿En qué hemos fallado al comunicar nuestras demandas? ¿Por qué parece que no nos hemos hecho oír como se debe entre los políticos? Y peor aún, ¿por qué la ciudadania no empatiza con nuestras demandas? Con respecto a este punto, tal como ya lo discutimos, puede que nos estemos comunicando mucho entre nosotros pero no le estamos contando a quienes al final del día financian nuestras investigaciones qué hacemos con su dinero y cómo impacta su día a día.

En mi círculo cercano afortunadamente aún no sé de colegas que estén manejando UBER para sobrevivir, pero sí sé de más de alguien que para este 2018 simplemente aún no sabe si tendrá trabajo o no… Le pido que tome un segundo para analizar y tomarle el peso a lo que acabo de escribir.

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Aquí Ud puede que me diga, y con mucha razón, que esto no tiene nada de raro, hay muchos chilenos cesantes y esto depende en buena parte de los vaivenes de la economía. Sin embargo, aquí yo le rebato con un dato duro: el año pasado la Primera Encuesta de Inserción de Investigadores Científicos realizada por la ANIP reveló que había nada menos que alrededor de un 12% de cesantía en nuestro sectoralrededor del doble que el promedio nacional. Sigamos. Con mucha razón Ud también me dirá que los doctores cesantes no pueden estar esperando tener privilegios en la sociedad, trabajo asegurado, por el sólo hecho de haber decidido especializarse en algo (y por voluntad propia ya que a nadie lo obligan a hacer un doctorado). Completamente de acuerdo. Pero a mi juicio el problema es un poco más profundo que eso. La década pasada, la OECD hizo la observación de que el número de doctores per capita en Chile era mucho más bajo que el promedio de los países. Tras esto el Estado de Chile inició una inversión ENORME para aumentar lo que se conoce como Capital Humano Avanzado, profesionales de excelencia que se especialicen mediante un postgrado (es decir, magister o doctorado) y puedan contribuir con su experticia única al desarrollo del país. Esto suena genial, pero, como ha pasado con otras políticas públicas implementadas a la rápida, no se consideró muy bien que digamos que había que invertir también en posibilidades de financiamiento para las investigaciones que estos expertos realizarían y un lugar para trabajar una vez graduados y, así, poder insertarse y contribuir al desarrollo del país (le comparto aquí una notita acerca de para qué Chile necesita tantos doctores).

Para ilustrar la gravedad de lo que le cuento, le voy a dar dos datos: buena parte de mis colegas de generación (Bioquímica UCHILE, generación 2002) se encuentra trabajando en el extranjero simplemente porque no ven oportunidades de trabajar en Chile (yo misma lo estaba hace unos meses). Si yo ahora estuviese cesante, mi doctorado le hubiese costado a Ud unos 170 millones de pesos más o menos.

La ecuación quedaría así:Mucho dinero invertido + pocas oportunidades + fuga de cerebros = ¿el resultado?

incandescente

No es mi intención que Ud lea esta triste historia y que el café que se estaba tomando tenga un sabor aún más amargo. Quiero invitarle a que Ud también se sume, converse del tema con sus compañeros de trabajo, en su casa, con sus amigos o aquí mismo en este sitio. Si el tema no le interesa, hágalo por último por el hecho de que esto afecta su bolsillo.

Para terminar le comparto algunas de las preguntas que me dan vuelta en la cabeza:

¿Pasa el tema solamente por aumentar el paupérrimo porcentaje del PIB que invertimos en investigación? (Alrededor de un 0.3%. OJO con este dato. Para ponerlo en perspectiva, México invierte alrededor del 0.5% y potencias mundiales, que entendieron que la inversión en investigación era el camino al desarrollo, entre un 1-2%)

¿De qué depende que el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología sea realmente una ayuda para resolver esta crisis?

Y aquí le pongo pelos a la sopa…

¿Ayudaría que nuestras Universidades se comprometieran a que su planta académica esté compuesta en buena parte por doctores, tal como pasa en los países desarrollados?

¿Y el mundo privado, por qué pareciese que se ve la investigación como un gasto y no una inversión?

[alert color=”grey”]Fuente: incandescente.cl[/alert]