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EL LUNES pasado la Presidenta Bachelet, al anunciar la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, fue enfática al advertir que si no ampliamos nuestra capacidad de creación de conocimiento, de desarrollo tecnológico y de innovación productiva y social, Chile no podrá convertirse en un país plenamente desarrollado y socio competitivo de los países líderes. En este paso primordial en la dirección de la sociedad del futuro, planteó las tareas fundamentales del nuevo ministerio, destacando entre ellas el apoyo a la formación de investigadores y su adecuada inserción en la academia, el Estado y el sector productivo. Sin embargo, en el mejor de los casos, el ministerio podría comenzar a operar a fines de 2017 y es necesario resolver el problema laboral del gran número de becarios de Conicyt de los últimos cinco años -cercano a cinco mil- con estudios de doctorado tanto en el país como en el extranjero.

¿Cómo es que iniciamos este programa de incremento de investigadores? ¿Cuánto cuesta la formación de cada uno de ellos? ¿Cuánto costaría insertarlos en las universidades?

En su mensaje del 21 de mayo de 2008 la entonces Presidenta Bachelet anunció solemnemente la creación del Fondo Bicentenario de Capital Humano, con US$ 6 mil millones invertidos en el extranjero para financiar un ambicioso programa de becas de estudios de postgrado fuera de Chile: pasar de 500 becarios en 2007 a 2.500 el 2009. Así, en la siguiente década se formarían más de 30 mil investigadores en distintas disciplinas. Este programa se concretó sin la participación de las universidades nacionales que tienen programas de postgrado, sin un estudio de las áreas deficitarias y sin la preparación necesaria para el retorno e inserción de estos investigadores.

En el caso del doctorado, el costo de formación de cada investigador, tanto en el extranjero como en el país, es de US$ 100 mil. Así, en los últimos cinco años hemos invertido cerca de US$ 500 millones, equivalentes al presupuesto anual de Conicyt.

Si, por ejemplo, el Gobierno quisiera aminorar en parte la deuda histórica que tiene con las universidades del Estado insertando en ella unos mil investigadores por año, el costo del sueldo y del proyecto de investigación de cada investigador es de unos US$ 100 mil al año (costo similar al de su formación) y el costo total de los mil investigadores equivale a un 20% del presupuesto de Conicyt y a un 10% de lo que invertimos al año en Ciencia y Tecnología en el país.

Por cierto que estamos en deuda con estos jóvenes investigadores y el país corre el peligro de desperdiciarlos si no reacciona rápidamente. Aunque la Presidenta nos recordó que estamos atravesando por un período de importante desaceleración económica, y lo impostergable es reactivar el crecimiento y asegurar el empleo y el bienestar social, también dijo que no debemos “esperar a que el nuevo Ministerio se ponga en marcha para comenzar con los cambios que Chile requiere de manera urgente”. Mucho cuesta entusiasmar a nuestros jóvenes por la ciencia; no los podemos defraudar. Esto es urgente; la ciencia está en problemas y el país también.

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