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Muchas veces la investigación científica queda olvidada y rezagada en nuestro país. Si bien existen instituciones que velan por fomentar e impulsar el trabajo de miles de investigadores, aún tenemos una enorme deuda con esta área del conocimiento, y sobre todo, con aquella denominada como ciencia básica, la cual apuesta por el desarrollo a largo plazo. Sin embargo, y si nos detenemos a reflexionar sobre la construcción social de nuestro país, nos daremos cuenta de que muchos de los avances en términos culturales y estructurales con los que contamos hoy, se deben en parte, al trabajo de científicos básicos, en su mayoría naturalistas, llegados a nuestro país en el siglo XVIII.

Bajo esta perspectiva histórica, se encuentra investigando el académico de Historia y Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dr. Rafael Sagredo, quien motivado por la historia de la ciencia, ha indagado en la vida de los exploradores naturalistas que llegaron al continente americano en un periodo de ciencia ilustrada.

“Durante mi doctorado conocí estas expediciones de ciencia ilustrada, tales como “Humboldt”, “La Perouse”, “Anson”, y muchas más que pasaron por la parte sur del continente americano. Posterior a ello, e inspirados por estos pioneros, se comenzaron a realizar expediciones en función de los estados nacionales en pleno siglo XIX, en países como Perú y Brasil, entre otros. En ese sentido, y luego de estudiar tales viajes y aplicarlas al caso chileno, uno observa la presencia de un gran naturalista que influyó profundamente la construcción científica de nuestro país, su nombre era  Claudio Gay, quien fue contratado por el gobierno chileno en el año 1830 para explorar la nación. Claudio Gay, reconoció gran parte de los recursos naturales de nuestro país, así como también, realizó expediciones para representar cartográficamente a Chile, fuera de medir y censar a la población de la época. Todo esto fue desarrollado en un momento en que nuestro país era un plan futuro. Nada concreto”, explica el Dr. Sagredo.

Bajo este aspecto histórico, el académico pretende valorar el cómo la ciencia, mediada por los procesos de exploración, sirvió para organizar republicanamente a Chile, siendo trascendental incluso para la conformación de la nación y el ejercicio de su soberanía. “Nuestro país no sería lo que es si no hubiesen existido personajes como Claudio Gay o Ignacio Domeyko, quienes viajaron reconociendo no solo nuevas especies de animales, sino también, formas, tradiciones, culturas, modos y usos de las comunidades que habitaban los lugares donde llegaban”, acota.

De esta forma, fue apareciendo en nuestro país, el panorama de la historia natural, la cual dio pie al surgimiento de estructuras políticas y sociales  que contribuyeron a forjar el sentido de comunidad. En palabras del Dr. Sagredo, el mismo trabajo en terreno que realizaron estos científicos, los habilita para la creación de textos que sirven como referencias históricas de la época, convirtiéndose en poderosos agentes culturales. Tanto así que Claudio Gay, naturalista y botánico, fue quien escribió la primera historia de Chile, no siendo historiador.

Sin embargo, y a pesar de la enorme influencia que tiene la ciencia en el desarrollo histórico y social de nuestro país, ésta no es valorada como tal. Rezagada a los últimos peldaños del panorama nacional, pareciera ser que el legado de Gay o Domeyko, no se aprecia como tal, lo cual puede estar influido por el profundo desconocimiento que se tiene al respecto.

“En nuestra sociedad el papel de la ciencia se valora poco, y cuando se habla de ciencia, se hace por medio de la ciencia aplicada y la tecnología, ya que en el fondo se busca una respuesta práctica a algo concreto. Bajo este punto, la ciencia básica está siendo silenciada. Al ser historiador, me interesa mostrar que sin ciencia básica, no podemos progresar como país. Esto sí lo entendían los líderes de la época, siglo XIX, quienes en un estado mucho más pobre que el actual, contrataban a científicos para que viniesen a trabajar a Chile. En el fondo, se entendía que la ciencia es indispensable para generar conocimientos, lo cual es clave en el desarrollo del concepto de comunidad y también de nación. Hoy en día se cree que la ciencia es prescindible, y buscamos la ganancia rápida, sin preocuparnos siquiera del medio ambiente. No hay una conciencia que conjugue lo privado con la ciencia, por ejemplo. No apostamos al futuro, y la ciencia es eso, una inversión a futuro. Es formar capital, es formar masa crítica, es enfrentar desafíos, por lo que debiese ser parte esencial de las proyecciones de Chile”, finaliza.

Fuente: 4ID/CONGRESS, Todos los derechos reservados. ®
Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®

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